Escucha la canción del bardo

martes, 30 de septiembre de 2008

Vergüenza en Montjuic

El pasado sábado, en el derby barcelonés, asistimos a un espectáculo que creíamos olvidado. LLevando aparte lo que sucedió sobre el terreno de juego (en mi opinión, el Barça se mereció empatar el partido, porque lo buscó con ahínco, pero no ganar de esa manera, con minutos extras que parecían no acabarse y un penalti in extremis que, además, no fue; a este respecto, las indignadas declaraciones del presidente del Espanyol están justificadas por los últimos 10 min. del partido), las acciones de algunos de los Boixos Nois en la grada trajeron la vergüenza al estadio olímpico de Montjuic y a todo el fútbol español.
Lamentablemente, se llegó a la conclusión de que es necesario controlar mucho más a los radicales, registrarlos a fondo a la entrada al campo. No se hizo para evitar males mayores y todo acabó recordándonos terribles imágenes de acicdentes e incluso muertes a causa del lanzamiento de bengalas.
Una vez sucedidos los hechos: ¿Es culpable el club españolista hasta el punto de ser multado? Por un lado es posible, por no realizar un control más exhaustivo sobre los boixos, a pesar de que un representante del club ha afirmado que, en su momento, se propuso negar la entrada a unos 300 boixos con intenciones claras de reventar el partido; por otro lado, la afirmación del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de que el R.C.D. Espanyol no dispuso de las medidas de seguridad adecuadas, no parece del todo acertada, ya que yo mismo pude comprobar mientras veía el partido, cómo se llenaban las gradas de agentes de seguridad y mossos d'esquadra rodeando a los radicales.
En mi opinión, los realmente culpables y que deben ser castigados son aquellos que lanzaron las bengalas -junto con los que los protegen o apoyan-, y que, en su retardo mental, pusieron en peligro su propia integridad física, la de los que los rodeaban y la de los seguidores españolistas a los que agredieron.

1 comentario:

ADR dijo...

Pues tienes toda la razón. Siempre ocurre igual con esta gentuza. Un saludo desde París (como ves, este blog se estás haciendo ya internacional).